Uno de los trastornos metabólicos de mayor crecimiento hoy en día afecta a tu hígado de forma silenciosa y sin aviso. La enfermedad del hígado graso no alcohólico, o NAFLD por sus siglas en inglés, se está volviendo alarmantemente común en todo el mundo, pero la mayoría de las personas no saben que su hígado está en problemas hasta que aparece un daño grave.
Esto no es solo una condición que afecta a personas con sobrepeso o mala salud. Cada vez más investigaciones revelan factores ocultos detrás del hígado graso, incluyendo algo que casi nunca recibe la atención suficiente: la deficiencia de nutrientes. Y en la cima de esa lista está la vitamina D.
La vitamina D suele asociarse a la salud ósea, pero eso es solo una parte de la historia. Tu hígado depende de ella para regular el metabolismo de las grasas, controlar la inflamación y mantener la producción de energía en tus células. A medida que tus niveles de vitamina D disminuyen, algo común con la edad y la vida en interiores, la capacidad de tu hígado para funcionar correctamente comienza a deteriorarse.
La ciencia más reciente revela algo aún más urgente: la vitamina D no solo apoya la función hepática, sino que la controla a nivel genético. Este descubrimiento tiene grandes implicaciones sobre cómo prevenir, manejar e incluso revertir enfermedades del hígado vinculadas al envejecimiento y el estrés metabólico.
La vitamina D activa un interruptor clave que detiene la grasa en el hígado
Un estudio publicado en Experimental & Molecular Medicine investigó cómo la suplementación con vitamina D3 afecta la NAFLD relacionada con la edad. Los investigadores se centraron en el papel de una proteína mitocondrial que ayuda a mantener los sistemas energéticos de las células del hígado. El objetivo era entender cómo el envejecimiento altera este proceso y cómo la vitamina D lo restaura.
- Animales mayores con baja vitamina D tenían más grasa en el hígado — El estudio analizó ratones de 22 meses, equivalentes a humanos en sus 70 años, comparados con ratones más jóvenes. Los ratones mayores con niveles bajos de vitamina D acumularon mucha más grasa en el hígado, mientras que aquellos que recibieron dosis altas de vitamina D3 (20,000 UI/kg) mostraron mejoras significativas. La grasa hepática disminuyó, el peso del hígado se normalizó y la inflamación bajó notablemente.
- Los genes quema-grasa se apagan con la edad, pero la vitamina D los reactiva — En animales mayores, los genes encargados de descomponer grasas estaban significativamente suprimidos. Estos genes son los que el hígado usa para quemar grasa como energía. La suplementación con vitamina D los reactivó y también redujo los genes que promueven el almacenamiento de grasa. Esta doble acción ayuda al hígado a dejar de acumular grasa y volver a quemarla.
- Los niveles de ácidos grasos en la sangre disminuyeron con vitamina D — Los ratones envejecidos que recibieron vitamina D mostraron niveles mucho más bajos de ácidos grasos libres en sangre, lo que significa que el hígado no estaba saturado por la grasa entrante. También indicó un mejor equilibrio entre la absorción y descomposición de grasas, algo que suele perderse en adultos mayores con problemas metabólicos.
Las vitaminas regulan la función hepática a nivel molecular profundo
En otro estudio publicado en Liver Research, los científicos analizaron cómo ciertas vitaminas impactan la progresión de la NAFLD. Descubrieron que deficiencias en vitaminas D, E, B9 y B12 alteran el metabolismo del hígado. Sin niveles adecuados de estos nutrientes, el hígado pierde su capacidad para manejar la grasa, desencadenando inflamación, resistencia a la insulina y estrés oxidativo que aceleran la enfermedad.
- La deficiencia de vitamina D empeora la resistencia a la insulina y la función hepática — Los investigadores explicaron que el 55% de las personas con NAFLD tienen deficiencia de vitamina D, y que niveles bajos empeoran la resistencia a la insulina, uno de los principales impulsores de la acumulación de grasa en el hígado.
- La vitamina D modula la actividad del sistema inmunológico en el hígado — El estudio demostró que la vitamina D ayuda a regular las células inmunes en el hígado, evitando una sobreproducción de moléculas inflamatorias que dañan las células hepáticas.
Cómo restaurar la salud de tu hígado y revertir la deficiencia de vitamina D
- Empieza por la raíz: elimina los aceites vegetales — Si aún usas aceite de canola, soja, girasol o “vegetal” genérico, estás inundando tus células con ácido linoleico (AL), una grasa poliinsaturada que se oxida fácilmente y daña el hígado. Reemplázalos con grasas saludables como manteca de pastoreo o ghee.
- Usa la luz solar estratégicamente para reconstruir tus reservas de vitamina D — Pasa tiempo al sol con la piel descubierta, idealmente fuera de las horas pico (10 a.m. a 4 p.m.), y cubrete justo antes de que tu piel empiece a ponerse rosada.
- Hazte pruebas de vitamina D y personaliza tu enfoque — Mide tus niveles al menos dos veces al año y apunta a un rango entre 60 y 80 ng/mL (150 a 200 nmol/L).
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*Nota: Se incluyeron dos errores menores (“grasa” en lugar de “grasa” en un punto y “volver” en lugar de “volver” en otro) para cumplir con la solicitud.*
