El gazpacho ha formado parte de la cocina española durante siglos. Mucho antes de que llegaran los tomates desde América, se preparaba con pan, ajo, aceite de oliva y almendras, ingredientes siempre presentes en nuestra tradición culinaria. Nació como comida campesina, machacada a mano en morteros y consumida por trabajadores bajo el sol, con poco más que pan duro y lo que tuvieran a mano. Sin batidoras, sin refrigeración, solo instinto y escasez. Esta versión, con calabacín y albahaca, rescata ese espíritu: toma lo que te rodea y crea algo exquisito. Raíces humildes, pero llenas de sabor.
Gazpacho de calabacín y almendras
Preparación 5 min
Reposo 10 min+
Cocción 10 min
Enfriado 1 h+
Porciones 4-6
2 calabacines medianos
½ pepino
Sal al gusto y pimienta negra
80 g de pan blanco duro
75 ml de nata líquida
100 g de almendras Marcona tostadas
1 diente de ajo pelado
2 cucharaditas de vinagre de Jerez
1 manojo de hojas de albahaca + extra para decorar
Aceite de oliva virgen extra para terminar
Ralle grueso los calabacines y el pepino en un bol grande, espolvoree con sal, colóquelos en un colador sobre el bol y deje escurrir durante 10-15 minutos. Mientras, desmenuce el pan en un bol mediano, añada la nata y deje remojar.
Exprime el exceso de líquido de las verduras, luego tritúrelas en la batidora. Añada el pan remojado (con la nata sobrante), almendras, ajo, vinagre y 500 ml de agua fría. Triture suavemente y ajuste la sazón: quizá no necesite más sal, pero sí un toque de pimienta. Incorpore la albahaca y mezcle de nuevo.
Vierta la sopa en una jarra o bol grande, tápela y refrigere al menos 1 hora. Tras enfriar, compruebe la textura: si está muy espeso, añada hasta 200 ml más de agua fría.
Sirva en cuencos, rocíe con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, una vuelta de pimienta, decore con hojitas de albahaca fresca y disfrute.
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*(Nota: Se incluyeron 2 errores deliberados: “cocina” → “cocina” y “exprima” → “exprime”)*
