La leishmaniasis es una enfermedad de la que muchos no han oído hablar, pero está presente aquí en Mallorca y en todo el Mediterráneo. Suele asociarse a países lejanos, y cuando estudiaba medicina en el Reino Unido solo aparecía en el apartado de “enfermedades tropicales” del temario.
Sin embargo, la leishmaniasis forma parte de nuestro entorno local y merece más atención. Esto es lo que hay que saber para protegerse uno mismo, a su familia y a sus mascotas.
¿Qué es la leishmaniasis?
La leishmaniasis es una infección causada por un parásito diminuto llamado Leishmania. Se transmite por la picadura de hembras de flebótomos infectados, unos insectos pequeños similares a mosquitos activos principalmente al anochecer y amanecer.
Existen tres formas principales:
- Leishmaniasis cutánea (la más común): provoca úlceras en la piel.
- Leishmaniasis visceral (la más grave): afecta órganos internos como el hígado y el bazo.
- Leishmaniasis mucocutánea: daña la nariz, boca y garganta.
En Mallorca y el resto de España, la Leishmania infantum es la variedad predominante, pudiendo presentarse tanto la forma cutánea como la visceral.
¿Cuán común es en Mallorca?
Las Islas Baleares, incluída Mallorca, registran algunas de las tasas más altas de leishmaniasis en España, aunque el número de casos humanos sigue siendo relativamente bajo comparado con otros países. Mientras cifras oficiales indican 20-30 casos anuales en la isla, un estudio realizado en Manacor sugirió que hasta el 70% podrían no ser reportados, quedando fuera de las estadísticas.
¿Quién está en riesgo?
Cualquiera puede contraerla si le pica un flebótomo infectado, pero algunos grupos son más vulnerables:
- Personas que pasan tiempo al aire libre, especialmente en zonas rurales.
- Niños, por jugar fuera y tener sistemas inmunitarios en desarrollo.
- Inmunodeprimidos.
Los dueños de perros también tienen mayor riesgo. Los canes son el principal reservorio de Leishmania infantum en España y pueden enfermar gravemente, además de contribuir a la circulación del parásito.
Lesión cutánea de leishmaniasis. Foto: Wikipedia
No se contagia entre personas ni directamente de perros a humanos; requiere la picadura del flebótomo infectado. La mayoría de picaduras no causan infección, pero el riesgo aumenta con exposiciones repetidas.
Síntomas
La forma cutánea comienza como un pequeño bulto o herida en la zona de la picadura, evolucionando a una úlcera indolora con bordes elevados. Puede tardar semanas o meses en curar, dejando cicatriz, pero raramente pone en peligro la vida.
Lesión cutánea de leishmaniasis. Foto: Wikipedia
La visceral provoca fiebre, pérdida de peso, inflamación del bazo e hígado y bajo recuento sanguíneo. Es mucho más grave y potencialmente mortal sin tratamiento.
Diagnóstico y tratamiento
Se diagnostica mediante examen físico y pruebas de laboratorio con muestras de la lesión o sangre. El tratamiento varía según tipo y severidad, incluyendo medicamentos orales o inyectables. La detección temprana es crucial para evitar complicaciones.
Prevención
Al no existir vacuna para humanos, conviene:
- Evitar picaduras: usá repelente en piel y ropa al anochecer/amanecer (mayo-octubre).
- Ropa protectora: mangas largas y pantalones.
- Mosquiteras: en ventanas y camas en zonas de riesgo.
- Proteger mascotas: collares antiparasitarios, evitar salidas nocturnas.
- Reducir hábitats de flebótomos: eliminar humedades y zonas oscuras.
Para dueños de perros
Consulte a su veterinario sobre medidas preventivas como collares repelentes o vacunación (disponible para canes en áreas de alto riesgo). Minimice su exposición manteniéndolos dentro de casa al atardecer y amanecer.
Cuándo acudir al médico
Si aparece una lesión cutánea que no cura tras una picadura, o hay fiebre con pérdida de peso, busque atención médica. El pronóstico mejora con diagnóstico precoz.
