Si conocés el centro de Córdoba, seguramente reconocerás las imponentés columnas corintias que se elevan casi 40 pies hacia el profundo cielo andaluz.
Estos dramáticos vestigios pertenecen al Templo Romano de Córdoba, parcialmente reconstruido en los años 60 en lo que hoy se suele llamar un “trabajo chapucero”. Sin embargo, tras décadas de contratiempos y retrasos, el monumento por fin ha reabierto al público.
Desde el 19 de junio, tanto locales como visitantes pueden ascender y pasear entre las altísimas columnas, apreciando de cerca sus ornamentados capiteles y disfrutando de una vista de la ciudad ahora accesible. Lo más emocionante es que podemos hacernos una mejor idea de cómo pudo lucir este templo de culto imperial—construido originalmente en el siglo I d.C.
El alcalde José María Bellido celebró la culminación de esta fase de restauración, largamente esperada, y la tan ansiada reapertura. Esto pone fin a una saga de más de diez años, donde contratos fallidos y demoras retrasaron la inauguración prevista para 2015.
Desde el pórtico del templo—donde antaño los sacerdotes realizaban sacrificios mientras el público se congregaba en una terraza inferior—el alcalde anunció la construcción de una plataforma que ahora guía a los visitantes, mediante rampas y escaleras, al corazón del monumento. Desde este punto, se aprecian los cimientos de la “naos”, el santuario interno, así como los restos del altar de ofrendas.
Esta fase del proyecto, financiada con 750.000€ de fondos europeos Next Generation, será gestionada por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento, en colaboración con la empresa especializada Incentifor.
Durante los primeros tres meses, habrá visitas guiadas dos veces al día de lunes a viernes (10:30 y 12:00), y tres los fines de semana y festivos (10:00, 11:00 y 12:00). Cada grupo está limitado a 30 personas y se puede reservar en visitastemploromano.incentifor.com.
A partir de septiembre, el Ayuntamiento planea licitar la gestión de entradas no solo para el Templo Romano, sino también para otros sitios patrimoniales clave, como el Centro de Interpretación de los Patios en Calle Trueque, los Mausoleos de Puerta Gallegos y la Puerta del Puente.
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Aunque esta reapertura es un hito importante, es solo el comienzo. El Ayuntamiento ya planea la próxima fase: un centro de interpretación que profundizará en la historia del templo y sus componentes arquitectónicos y ceremoniales. “Habrá que acostumbrarse al mantenimiento constante”, señaló el alcalde, destacando que este espacio al aire libre requerirá cuidados por la vegetación y la exposición.
La reconstrucción de Félix Hernández en los 60—usando la anastilosis, un método hoy prohibido—fue irreversible. Por ello, el templo ya no puede considerarse un yacimiento arqueológico tradicional. El arqueólogo municipal Juan Murillo explicó que, tras estudios y debates, se decidió conservar la polémica estructura de Hernández, ahora parte de la declaración del templo como Bien de Interés Cultural.
Pronto, los visitantes podrán iniciar el recorrido desde Calle Claudio Marcelo, accediendo tras el pórtico a la zona columnada, elevada sobre una plataforma de ladrillo. Dentro hay restos arqueológicos, especialmente capiteles, y más abajo—accesibles por escaleras—otros hallazgos antiguos.
Pero el momento más impactante aguarda al final de una nueva escalinata, que conduce a un área antes inaccesible: el corazón mismo del Templo Romano, entre sus columnas monumentales.
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