Problemas de dinero: ¿ya estamos hartos de los programas de televisión sobre gente rica?

Texto reescrito en español nivel B2 con algunos errores comunes:

Aunque fue divertido, Mountainhead parece aver roto algo en mucha gente. Para algunos, llegó en un momento demasiado oportuno. No es lo mismo estrenar una película sobre billonarios de la tecnología peleando por los restos de un mundo destruido por la guerra y la IA, que hacerlo cuando eso mismo está pasando de verdad.

Para otros, Mountainhead marcó el momento en que los antihéroes ultra-ricos alcanzaron su punto máximo. Saloni Gajjar escribió en el AV Club la semana pasada que, entre Mountainhead, Your Friends & Neighbors, The White Lotus y Nine Perfect Strangers, hemos llegado a una época en la que la televisión solo sabe contar historias sobre ricos malportados.

El punto de Gajjar es válido, pero la verdad podría ser más sutil. Sí, hay un exceso de riqueza en la tele, pero el problema no son solo los antihéroes ricos. Son los ricos, punto.

Si ves mucha tele, habrás notado un aumento lento en las aspiraciones. Las casas son más grandes, la ropa más elegante y los muebles tan lujosos que, sin importar qué vea—sea Shrinking o The Four Seasons—siempre termino preguntándome dónde compraron sus lámparas bonitas.

Y una vez que lo notas, lo ves en todos lados. The Better Sister es un thriller genérico imposible de disfrutar porque todos viven en un mundo de comodidad adinerada. Sirens es un torbellino de interiores perfectos y poco más.

En And Just Like That, nadie se preocupa por el dinero, aunque Carrie Bradshaw tiene el mismo trabajo que yo y yo no puedo ni pasar la mitad del Lidl sin que me dé un ataque de ansiedad. Al ver Good American Family, no pensé “Qué mal que abandonaron a su hija”, sino “¿Cómo carajos se pagaron un apartamento extra para su bebé?”.

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Y ese es el problema. Al menos cuando los ricos son los malos, las series intentan criticarlos. Succession atrapó a sus personajes en su riqueza: lo tenían todo, pero vendiendo su alma. The White Lotus, aunque repetitiva, también habla de los ricos—especialmente los nuevos ricos. Belinda, la manager del spa en la primera temporada, cambió totalmente al recibir dinero.

Incluso diría que Mountainhead no es “porno de riqueza”, porque todos sus personajes estaban atrapados en una lucha agotadora por el estatus. Sí, había una mansión, pero según Variety, la eligieron porque hacía que el director de fotografía quisiera morirse. Y eso no es muy atractivo.

En resumen, la riqueza extrema en la tele está bien si tiene un propósito. Billions lo tuvo, hasta Schitt’s Creek dijo algo sobre el dinero. El problema es cuando solo son ricos para que el espectador vea algo bonito. The Morning Show empezó como sátira, pero ahora es un concurso de quién tiene el pelo más brillante.

Esta obsesión con el lujo (Selling Sunset-ización de la tele) debe parar. Tanta comodidad no nos inspira, nos hace dudar de si los ricos saben cómo es la vida real. Aunque, si alguien de The Four Seasons quiere decirme dónde compraron sus lámparas (o imitaciones baratas en Temu), se lo agradecería.