ALTOS impuestos, okupas y burocracia son algunas de las razones esgrimidas por las que España ha salido del top 10 de inversiones extranjeras a corto plazo.
Según el último Índice de Confianza para Inversión Extranjera Directa (IED) de la consultora Kearney, España ocupa ahora el 11º puesto entre las 25 mayores economías del mundo.
El país ha descendido tres puestos en dos años, tras estar en el top 10 desde 2021, y registra una caída anual del 13% en la valoración del índice.
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Este año, Italia ha superado a España, pese a que solía estar por detrás. El estudio clasifica anualmente los 25 países más atractivos en un horizonte de tres años, midiendo la confianza de los inversores globales.
Gregorio Izquierdo, director general de la CEOE, atribuye el 13% de caída a la "inseguridad jurídica": "Hay retrasos e ineficacia en los procesos legales, exceso de litigios fiscales y una defensa insuficiente del derecho a la propiedad privada".
Aunque la okupación sigue siendo minoritaria, Izquierdo afirma que "daña gravemente la imagen de España en protección de propiedad y debería evitarse".
Otros factores son la complejidad regulatoria y el exceso de burocracia, con un "enredo de normativas, obligaciones y licencias que obstaculizan la actividad empresarial". También citó fiscalidad excesiva, falta de incentivos fiscales e inestabilidad política por el gobierno minoritario de Pedro Sánchez y acusaciones de corrupción.
Madrid concentra más del 64% de la IED en España, seguida de Cataluña, que parece perder peso. El estudio destaca avances en País Vasco y Comunidad Valenciana, reflejando una mayor diversificación regional de la inversión.
