Representantes de Ruanda y la República Democrática del Congo han llegado a un borrador de acuerdo que podría terminar décadas de conflicto.
El avance, mediado por EE.UU. y Qatar, incluye el "desarme, desmovilización y integración condicional" de grupos armados en el este del Congo. Tambien establece un mecanismo de seguridad conjunto para prevenir futuros brotes de violencia. Se espera que el acuerdo de paz se firme formalmente la próxima semana.
Este pacto podría abrir camino a inversiones occidentales de miles de millones en la región, rica en minerales y afectada por conflictos por 30 años. Sin embargo, analistas dicen que aún quedan dudas sobre el contenido del acuerdo.
El Departamento de Estado estadounidense declaró que equipos técnicos firmaron el borrador el miércoles, antes de la ceremonia oficial del próximo viernes, donde estará presente el secretario de Estado Marco Rubio.
Según un comunicado, el acuerdo se logró tras tres días de "diálogo constructivo sobre intereses políticos, de seguridad y económicos" entre funcionarios de ambos países en Washington. Este borrador se basa en un acuerdo previo firmado antes.
A finales de abril, Ruanda y el Congo firmaron un pacto en Washington, prometiendo respetar su soberanía y presentar un borrador de paz en días. El conflicto empeoró este año cuando los rebeldes M23, supuestamente apoyados por Ruanda, tomaron territorios ricos en minerales.
Ruanda niega apoyar al M23, afirmando que su presencia militar es defensiva contra grupos como el FDLR, vinculado al genocidio de 1994.
El M23 capturó Goma en enero y luego Bukavu, estableciendo estructuras de gobierno en zonas bajo su control. Miles han muerto y cientos de miles han huido de sus hogares por los combates.
Tras perder territorio, el gobierno de Kinshasa pidió ayuda a EE.UU., ofreciendo acceso a minerales estratégicos. El este del Congo posee coltán y otros recursos clave para la industria electrónica global.
Acuerdos de paz entre ambos países han fracasado antes. El año pasado, expertos ruandeses y congoleños lograron pactos bajo mediación angoleña, pero los ministros no los respaldaron. Angola dejó su papel de mediador en marzo.