Lo que los propietarios podrían pasar por alto

A medida que las temperaturas veraniegas aumentan y la sombra se convierte en un bien preciado, la mayoría de dueños de perros en España adaptan sus rutinas según la temporada. Ya es una práctica común sacarlos a pasear temprano o tarde, llevar recipientes portátiles de agua y nunca dejarlos en coches aparcados.

Pero, aunque la conciencia ha mejorado en los últimos años, una nueva generación de riesgos relacionados con el calor y los insectos pasa desapercibida hasta que la salud del perro se ve afectada.

Aquí está lo que los dueños responsables en España deben tener en cuenta este verano—más allá de lo básico.

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Temporada de flebótomos más larga, mayor riesgo de leishmaniasis

La leishmaniasis, enfermedad parasitaria transmitida por flebótomos, lleva tiempo siendo endémica en la España mediterránea. Sin embargo, estudios recientes indican que la temporada se ha alargado, con actividad confirmada tan temprano como marzo y tan tarde como noviembre.

Se han reportado casos en perros que viven exclusivamente en entornos urbanos, ya que los flebótomos proliferan en jardines residenciales, parques para perros e incluso patios.

Los repelentes con deltametrina o permetrina siguen siendo la primera línea de defensa. Collares como Scalibor® o tratamientos mensuales tipo spot-on como Advantix® son efectivos—pero solo si se usan con constancia.

Un error común gira en torno a la vacuna contra la leishmania. Aunque ayuda a preparar el sistema inmunitario para responder mejor, no previene la infección. Los expertos ahora recomiendan un enfoque triple: repelentes, vacunación y análisis de sangre regulares.

Reconoce las señales: un golpe de calor puede matar en minutos

A pesar de la creciente concienciación, el golpe de calor sigue siendo uno de los riesgos más letales del verano para los perros en España—especialmente en razas braquicéfalas, perros mayores o aquellos ejercitados en horas de calor o humedad.

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Señales clave de golpe de calor incluyen:

  • Jadeo intenso y respiración dificultosa
  • Babeo excesivo o saliva espesa y pegajosa
  • Encías rojo brillante o lengua pálida/grisácea (en casos graves, las encías pueden palidecer)
  • Desorientación, tambaleo o colapso
  • Vómitos o diarrea
  • Convulsiones o pérdida de consciencia

Si un perro se tumba repentinamente con el calor y se niega a moverse, debe tratarse como emergencia.

Qué hacer:

  • Llevar al perro inmediatamente a una zona fresca y con sombra
  • Mojarlo con agua fresca (no helada), especialmente en vientre, patas y cuello
  • Colocar un ventilador cerca si es posible
  • Ofrecer pequeñas cantidades de agua—sin forzar a beber
  • Buscar atención veterinaria urgente. Aunque parezca recuperarse, el daño interno puede haber comenzado

El golpe de calor puede causar fallo orgánico en minutos si no se trata. Perros con pelaje oscuro u obesidad son especialmente vulnerables.

Almohadillas y ventiladores: enfriamiento sutil que funciona

Pasear temprano o tarde es esencial, pero el asfalto en el sur de España puede superar los 45ºC hasta entrada la noche. Las almohadillas son una de las pocas zonas donde sudan, y si se dañan o sobrecalientan, su capacidad de regulación térmica se ve comprometida.

Aplicar bálsamo para patas o aceite de coco tras los paseos ayuda a hidratar y protegerlas, favoreciendo su función refrigerante.

En interiores, ventiladores cerca de las áreas de descanso aportan alivio sencillo y efectivo. Además, los flebótomos evitan corrientes de aire, convirtiéndolo en una estrategia doble.

Estudios recientes sugieren que los perros duermen hasta un 40% menos durante olas de calor. La falta de descanso eleva hormonas del estrés y debilita la respuesta inmune—aumentando la susceptibilidad a infecciones y cambios conductuales.

Nutrición: la conexión entre salud intestinal y tolerancia al calor

El calor reduce el apetito en muchos perros, especialmente con dietas basadas en pienso seco. Pero otro problema menos obvio es la deshidratación crónica leve, que puede causar inflamación intestinal, menor tolerancia al calor e irritabilidad.

Recomendaciones para una mejor salud estival incluyen:

  • Hidratar el pienso con agua o caldo de huesos sin sal
  • Ofrecer snacks hidratantes como pepino congelado, yogur sin lactosa o sardinas en lata (sus huesos son blandos y seguros)
  • Añadir menta o perejil fresco para estimular la sed y digestiones
  • Incluir boniato cocido como alternativa nutritiva rica en vitaminas
  • Mantener probióticos mediante suplementos o alimentos como el kéfir, ya que las infecciones bacterianas aumentan con el calor
  • Limitar frutas dulces como sandía o manzana, especialmente en perros con sobrepeso

La hidratación no es solo cuestión de agua—también de lo que incluye su dieta. El intestino juega un papel clave en cómo gestionan el calor y el estrés.

Estado de ánimo y conducta: señales sutiles de estrés estival

Los perros manifiestan estrés térmico tanto en su comportamiento como físicamente. Algunos se vuelven irritables, reacios a comer o menos tolerantes con otros animales. Otros pueden lamerse obsesivamente las patas o negarse a descansar dentro de casa.

Estos cambios suelen atribuirse erróneamente a la edad o problemas de conducta, cuando en realidad pueden indicar estrés térmico leve, deshidratación o falta de sueño.

Estrategias útiles incluyen:

  • Juguetes congelados rellenos de caldo o yogur
  • Toallas húmedas o colchonetas refrescantes en suelos de baldosa
  • Horarios de tranquilidad en habitaciones oscuras y ventiladas
  • Evitar sobreexcitación en horas centrales del día

En resumen

Los dueños españoles están más informados—pero los cambios climáticos traen nuevos desafíos. Temporadas de flebótomos más largas, deshidratación sutil, sensibilidad intestinal al calor y señales silenciosas de estrés son parte de esta nueva realidad.

Los perros no hablan, pero sus señales son claras. Depende de los dueños detectarlas a tiempo—y actuar con rapidez.

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