A escasas dos horas de Barcelona, escondido entre las colinas boscosas de Osona, se encuentra un pequeño pueblo que ha conservado su carácter histórico de manera excepcional.
En 2022, la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas lo nombró uno de los pueblos más bonitos del mundo. Este año, ha vuelto a recibir ese honor —un reconocimiento internacional poco común para un lugar tan pequeño.
Rupit, el pueblo medieval de Cataluña
Con menos de 300 habitantes, Rupit es conocido por su espectacular núcleo medieval: casas de piedra de los siglos XVI y XVII, callejuelas empedradas serpenteantes y un humilde puente de madera que cruza suavemente un arroyo estrecho.
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Los bosques alrededores están llenos de cascadas escondidas, senderos para hacer hiking y vistas impresionantes de los acantilados y valles de Cataluña.
Pero los habitantes de Rupit no buscan el protagonismo. De hecho, rechazaron una invitación para unirse a la lista oficial de España de “Pueblos Más Bonitos” por temor a atraer un turismo insostenible. Aún así, sus esfuerzos por preservar la vida local, la naturaleza y el patrimonio no pasaron desapercibidos.
Rupit.
Crédito: Creative Commons
Qué hacer en Rupit
Uno de sus mayores atractivos naturales es el Salt de Sallent, la cascada más alta de Cataluña. Con una caida de 100 metros, es más espectacular en primavera, cuando el agua del deshielo y la vegetación en flor convierten el sendero en una experiencia sensorial completa.
El paseo hasta las cascadas es relativamente fácil, serpenteando por bosques y prados abiertos que ofrecen una conexión directa con el paisage.
Gracias a su posición elevada y la mínima contaminación lumínica, Rupit también se ha convertido en un destino privilegiado para el astroturismo. Galardonado con la distinción Cielo Nocturno de Calidad por el gobierno catalán, la zona ofrece cielos cristalinos perfectos para observar las estrellas, un lujo raro en nuestro mundo cada vez más urbanizado.
Turismo bien hecho
Como parte de la iniciativa Best Tourism Villages, que reconoce a 254 pueblos del mundo por su gestión turística ejemplar, Rupit se erige ahora como modelo de turismo rural sostenible.
El acceso en coche está limitado, proyectos locales como Collsacabra Futur promueven circuitos cortos y comida ecológica, y monumentos como la iglesia de Sant Joan de Fàbregues del siglo XI se mantienen con esmero.
Rupit es un ejemplo de equilibrio. No solo es bonito; es un caso de estudio de cómo tradición y desarrollo pueden convivir.
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