Lewis Hamilton, insatisfecho con su propio rendimiento.
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La tan esperada primera temporada de Lewis Hamilton con Ferrari tuvo un tropiezo en el Gran Premio de España el 1 de junio, cuando el piloto británico vivió lo que describió como un “día horrible” en el Circuito de Barcelona-Cataluña.
Con el objetivo de ayudar a Charles Leclerc a devolver la gloria a Ferrari y poner fin a su sequía de campeonatos desde 2008, el año de transición de Hamilton se ha visto empañado por problemas con el SF-25, a pesar de lograr una pole inicial y una victoria en el Sprint.
Hamilton llegó a España animado por haber superado a Leclerc por primera vez en una carrera en el Gran Premio de Emilia-Romaña. Sin embargo, sus esperanzas de mantener el ritmo se desvanecieron pronto. Aunque salió mejor en la calificación, la radio del equipo le ordenó ceder el paso a Leclerc, quien marcó un ritmo impresionante. En la vuelta 55, un safety car provocado por un roce entre Max Verstappen y George Russell permitió a Leclerc arrebatarle el tercer puesto a Verstappen. Mientras tanto, Hamilton cayó al séptimo lugar y luego subió al sexto tras la penalización de diez segundos a Verstappen.
“Fue un día horrible”, se lamentó Hamilton. “El coche no funcionó como esperaba. La estrategia fue buena y el equipo hizo su trabajo, pero fui lento después del safety car. Es culpa mia y solo quiero irme a casa.” Su frustración fue evidente, revelando una carrera difícil que dejó al descubierto los problemas en su adaptación al coche de Ferrari.
El podio de Leclerc dio un respiro a Ferrari, pero los problemas de Hamilton muestran un camino complicado en la lucha por el campeonato. Con la temporada en marcha, todos miran al heptacampeón para que reaccione y reavive las esperanzas del equipo.
