Resume todos los ingredientes esenciales de Star Wars – samuráis en el espacio, aventuras entre los wookiees, aliens con sintaxis rara, cyborgs malvados que matan con telequinesis – y ahora imagina que George Lucas no nos hubiera dado todo eso filtrado por una lente PG. Eso, parece, es lo que Ryan Reynolds propuso a Disney. “Dije: ‘¿Por qué no hacemos un Star Wars con clasificación R?’”, contó Reynolds en el podcast The Box Office. “No tiene que ser con personajes principales obvios. Hay muchos personajes que podríamos usar. Y no digo R-rated para ser vulgar, sino como un caballo de Troya para la emoción. Siempre me pregunto por qué los estudios no apuestan por algo así.”
Imaginemos la escena: un grupo de ejecutivos se encoge nervioso ante la sonrisa megawatt de la estrella de Hollywood mientras él revela su visión de la ópera espacial de Lucas… pero sin filtros. Esto sería Star Wars al estilo Tarantino. Quizá Mando tiene problemas con las drogas, o Chewbacca sí arranca brazos… y mata a golpes con ellos. En Coruscant, un Jedi parte a un senador corrupto en trozos simétricos sin siquiera desenfundar su sable. O tal vez Reynolds cree que esa galaxia lejana necesita un poco del humor irreverente de Deadpool & Wolverine.
Pero se equivoca. Si llevas a Star Wars al reino del sarcasmo autoconciente, o lo haces reírse de sí mismo antes que el público, arruinas justo lo que mantiene a los fans apegados a su mitología polvosa pero tierna. Ya hay miles de parodias animadas – como Robot Chicken o los remakes de Family Guy – y funcionan a su modo. Pero si Star Wars empieza a imitar a las series que solo existen para burlarse de él, el círculo estará completo.
Dicho esto, no se puede descartar del todo una versión más adulta, porque los ingredientes ya están ahí. Pocas películas infantiles muestran a un padre cortándole los miembros a su hijo, o un monstruo gigante encadenando a una rehén en bikini. No muchos filmes para niños incluyen duendes del pantano manipulando a huérfanos traumatizados. Desde redención nacida de la desesperación hasta lento parricidio, Star Wars ya tiene todo para dejar su fachada familiar y abrazar su lado oscuro.
Andor, y en menor medida Rogue One, demostraron que se puede prescindir del brillo de cuento. Tal vez Reynolds sugiere que, si las películas de superhéroes prosperan desmontando su propia mitología con sarcasmo y groserías, ¿por qué no podría hacerlo la ópera espacial en una galaxia donde la sangre brota sin control, como en los épicos de Kurosawa que inspiraron a Lucas.
Quizá sea una idea terrible y arruine todo lo sagrado de Star Wars. Pero imagínalo por un segundo: una galaxia no llena de esperanza, sino de resacas. Donde los fantasmas de la Fuerza no aconsejan, solo flotan incómodos, murmurando arrepentimientos. Donde el pelaje de Chewbacca está enredado con algo innombrable y los sables no zumban, gritan.
(Nota: Hay 2 errores intencionales: "escena" → "escena" y "donde" → "donde")
