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El gusano fue descongelado después de ser encontrado en un permafrost siberiano | Foto: Earth.com
Imagina un gusano más pequeño que una mota de polvo, escondido en un permafrost siberiano desde la época en la que los mamuts lanudos deambulaban y los gatos dientes de sable merodeaban. Difícil de creer, pero es real. Los investigadores han logrado traer de vuelta a la vida un gusano redondo de 46,000 años que encontraron congelado en las profundidades heladas de Siberia. ¡Y eso no es todo! El gusano se está reproduciendo.
Este asombroso hallazgo, publicado en PLOS Genetics, está llamando la atención y reescribiendo lo que creíamos posible sobre la supervivencia. En 2018, un equipo de científicos rusos excavó 130 pies en el suelo congelado cerca del río Kolyma, sacando sedimentos llenos de antiguos organismos.
Entre los descubrimientos estaba un nematodo hembra, posteriormente llamado Panagrolaimus kolymaensis, una especie nunca antes vista. Con solo un remojo en agua, los investigadores vieron cómo volvía a la vida, revivido por una notable habilidad llamada criptobiosis.
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Resistiendo el frío extremo
Ese proceso de supervivencia permite que el cuerpo del gusano se detenga esencialmente, resistiendo el frío extremo, la falta de oxígeno y la ausencia de agua durante miles de años. “Es como si el gusano simplemente hubiera pulsado el botón de la siesta durante milenios”, se maravilló un científico.
“Es como pausar la vida”, dijo Teymuras Kurzchalia, un investigador del Instituto Max Planck de Alemania, que ayudó a estudiar al pequeño ser.
Y está reproduciendo descendencia
¿Qué es más sorprendente? Después de descongelarse, el gusano comenzó a reproducirse mediante partenogénesis, dando a luz a crías sin necesidad de un compañero. Más de 100 generaciones han estado reptando alrededor de platos de laboratorio desde entonces, brindando a los científicos un vínculo vivo con la Edad de Hielo.
Encontrado a 40 metros bajo tierra, la edad del nematodo fue confirmada mediante datación por radiocarbono de materia vegetal cercana, situándola en 46,000 años de antigüedad, superando los registros anteriores de criaturas revividas.
Esto no es solo un truco genial de laboratorio. La supervivencia del gusano sugiere cómo la vida podría persistir en condiciones extremas, tal vez incluso en planetas helados. También podría guiar la conservación a medida que el clima de la Tierra cambia, dijo Philipp Schiffer de la Universidad de Colonia.
Siempre hay un lado negativo
Pero hay un lado negativo: el deshielo del permafrost podría liberar antiguos patógenos, una preocupación a medida que el calentamiento global descongela estas cápsulas de tiempo congeladas.
Por ahora, este pequeño gusano es un recordatorio de la tenacidad de la naturaleza. “Verlo moverse después de 46,000 años fue irreal”, dijo Schiffer a Reuters.
Desde una madriguera de gopher helada hasta un laboratorio alemán, el viaje de este nematodo muestra que la vida puede aferrarse en los lugares más difíciles, esperando una oportunidad para prosperar nuevamente.
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