El devastador de las elecciones del Partido Nuevo Democrático no se traduce en una sentencia de muerte para el partido, pero son una señal importante de que se necesitan algunos cambios estructurales significativos, dicen los analistas.
“No creo en las afirmaciones de que esto es el fin del NDP”, dijo Andrea Lawlor, profesora asociada de ciencias políticas en la Universidad McMaster.
“Pero para ellos es el tipo de crisis organizativa que va a requerir mucha atención y reflexión interna para volver a una posición en la que sean vistos por los canadienses como una tercera opción realmente fundamental”.
El NDP, que tenía 24 escaños al disolverse, ahora se proyecta que termine con poco más del seis por ciento del voto popular y siete escaños, lo que resulta en la peor actuación de la historia del partido. Fue aplastado en provincias como Columbia Británica, donde se proyecta que perderá 10 de sus 13 escaños, y en Ontario, donde se proyecta que será barrido, perdiendo los cinco distritos que tenía. Please provide the text that needs to be rewritten.
