350.000 personas participan en las protestas – Euro Weekly News

Manifestantes se congregan en París en protesta por la reforma de las pensiones de Macron.
Créditos: Alexandros Michailidis, Shutterstock

Francia se prepara para otro día turbulento mientras cientos de manifestaciones se suceden en todo el país, alimentadas por la creciente indignación hacia la reforma de las pensiones y las condiciones laborales.

Esta nueva ola de huelgas llega solo semanas después de que masivas protestas paralizaran gran parte de la nación —y los sindicatos advierten de que no cederán.

Las calles se preparan para el caos

Desde París hasta Marsella, se prevé que hasta 250 concentraciones y marchas tengan lugar este jueves 2 de octubre, con el Ministerio del Interior estimando una participación de alrededor de 350.000 manifestantes.

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La jornada de protestas comenzó temprano, con manifestantes bloqueando fábricas en el norte de Francia, incluyendo la automovilística Stellantis y el gigante de neumáticos Michelin. Para mediodía, las autoridades estimaban que más de 85.000 personas ya estaban en las calles –una cifra inferior a la registrada en septiembre, pero suficiente para enviar un mensaje claro al gobierno.

Los sindicatos exigen ni más ni menos que la derogación de la reforma de pensiones de 2023, que polémicamente elevó la edad de jubilación a 64 años. También demandan aumentos salariales, mejoras en las condiciones laborales y modificaciones en el próximo presupuesto de 2026.

El Primer Ministro Sébastien Lecornu ha insinuado posibles concesiones, incluyendo rebajas fiscales para familias con bajos ingresos y la restauración de los beneficios fiscales por horas extra, pero los sindicatos argumentan que estos ajustes distan mucho de ser suficientes.

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Fuerte despliegue policial y crecientes tensiones

La seguridad es máxima. Se han desplegado unos 70.000 agentes de policía en todo el territorio, replicando la masiva presencia de las protestas de septiembre. Se están utilizando drones para monitorizar las concentraciones más numerosas, particularmente en París, donde se anticipa que las tensiones serán elevadas.

Las autoridades también se preparan para posibles cortes de energía en edificios gubernamental orquestados por trabajadores del sector en huelga, mientras que las fuerzas de seguridad han alertado sobre la presencia de radicales ‘black bloc’ –agitadores encapuchados conocidos por enfrentarse con la policía y secuestrar protestas.

A pesar de la preocupación por la violencia, los líderes sindicales insisten en que las acciones de hoy son necesarias para mantener la presión sobre el gobierno del Presidente Emmanuel Macron. Se han apresurado a señalar que, aunque el número de huelguistas pueda ser menor en comparación con septiembre, la ira que impulsa el movimiento permanece igual de intensa.

Transportes, escuelas y vida diaria, gravemente afectados

Como es habitual en Francia, las huelgas no solo copan titulares –sino que alteran la vida cotidiana. La operadora ferroviaria SNCF ha advertido de retrasos y cancelaciones en las líneas regionales, aunque se prevee que los servicios de alta velocidad TGV circulen con normalidad.

El transporte aéreo también se resiente. La Autoridad de Aviación Civil ha ordenado al aeropuerto de París Beauvais la cancelación de aproximadamente un 30% de sus vuelos, mientras que otros aeropuertos esperan retrasos. Las redes de autobuses y tranvías urbanos presentan un servicio irregular, con alteraciones en las ciudades donde están previstas manifestaciones.

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La educación es otro de los grandes afectados. El profesorado está secundando la huelga en todo el país, forzando el cierre de algunos centros y provocando una reducción de personal en otros. Se estima que alrededor de un 10% del profesorado de primaria hará huelga, mientras que el Ministerio de Educación afirma que menos del 7% en total de todos los niveles se ha sumado a la protesta.

Los servicios postales, la sanidad, la banca y las oficinas de la administración local también se han visto afectados, aunque la magnitud varía de una región a otra.

Un pulso lejos de concluir

Para el gobierno de Macron, hoy es una prueba de resistencia. Para los sindicatos, se trata de demostrar que aún conservan fuerza. Aunque la participación pueda no alcanzar las cotas de septiembre, Francia permanece inmersa en un tira y afloja entre un gobierno que se atrinchera y unos trabajadores decididos a hacerse oír.

Y con más huelgas en el horizonte, una cosa es segura: la batalla por el futuro de Francia dista mucho de haber concluído.

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