Cualquiera que haya pasado un verano en España sabe que en las playas turísticas siempre te cruzarás con personajes curiosos, desde familias españolas bien equipadas hasta turistas extranjeros achicharrados por el sol.
La familia bien pertrechada
Hay quien sabe disfrutar de un día de playa como dios manda. Mientras tú vas con tu mísero bocadillo envuelto en papel de aluminio, esta familia trae rodajas de tortilla casera, vasos de gazpacho, bandejas de jamón y queso bien fríos y, cómo no, los famosos almendrados de la abuela. Y no se conforman con una toalla, no: llevan mesas y sillas plegables, una nevera con bebidas heladas y un altavoz para la banda sonora del verano. A veces hasta montan una sombrilla gigante pa’ que no les de el sol.
Los adoradores del sol local
Un clásico en toda España son los lugareños de piel curtida que giran sus cuerpos hacia el sol en vez de al mar. No se queman jamás y se dan la vuelta como hamburguesas para quedar «hechos por todos lados». Se rocían con aceite pa’ acelerar el bronceado, porque solo han venido por eso. Difícilmente los verás nadando, jugando a las palas o haciendo castillos de arena.
Muchos españoles adoran tostarse al sol. Foto: Jaime Reina/AFP
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Los turistas color langosta que olvidaron la crema solar
Se les reconoce a kilómetros, y está claro que no son de aquí. Sí, son esos visitantes escarlata, seguramente británicos o alemanes. Ni sombrilla, ni protector solar. Quizá salieron de fiesta la noche anterior y se durmieron bajo el sol abrasador, víctimas de una resaca épica.
No hace falta visión térmica para detectar turistas nórdicos en España: ya van ultra-rojos. (Foto de JOSE JORDAN / AFP)
Los palistas que entretienen a todos
El paddle surf se ha vuelto una obsesión en España estos últimos años. Siempre hay alguien intentándolo por primera vez, y toda la playa observa cómo sube, tambaleándose, antes de caer al agua espectacularmente. Tras varios intentos fallidos, el público se ríe hasta que, entre vítores, logra mantenerse en pie.
El SUP gana popularidad en las playas españolas. (Foto de LLUIS GENE / AFP)
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Los manteros
Por muchas toallas que lleves, siempre te tentarán comprar otra. Los manteros, así llamados por vender «manteles» pa’ la playa, suelen ser migrantes de África Occidental. Sus pareos coloridos ondean en la arena por todo el país. Aunque ya tengas uno, sus estampados exóticos son un regalo perfecto (entre 10 y 15 euros).
Algunas playas españolas parecen mercadillos callejeros. Foto: LLUIS GENE / AFP
Los patinadores del paseo marítimo
Ya sea en Las Arenas de Valencia o en Palma Nova (Mallorca), verás locales patinando como en Miami. Esquivando multitudes con destreza, dominan el caos playero sin sudar la gota gorda.
Aunque los patinetes eléctricos reinan en las ciudades, los patines siguen siendo reyes en los paseos. (Foto de JAIME REINA / AFP)
Los apasionados del vóley playa
Antes de las filas de bañistas, en muchas playas encontrarás canchas donde locales y extranjeros exhiben sus habilidades. Pase el calor que pase, siempre los verás rematando, defendiendo y, ocasionalmente, clavándose en la arena. ¿Quieres unirte? Si faltan jugadores, suelen aceptar encantados.
Las caídas duelen menos sobre la arena, eso seguro. Foto: Josep LAGO / AFP
Los malabares del balón
Seguro que has visto a grupos de jóvenes haciendo toques junto a la orilla (o al menos los has oído). Entre gritos y risas, se lucen con tijeras, chilenas y volteretas al mar.
Toques, regates y piruetas: la orilla es su estadio. (Foto de JORGE GUERRERO / AFP)
Los vendedores ambulantes
«¡Coca-cola, cerveza, agua fría!» es el estribillo de las playas españolas. Te aseguran un refresco aunque lo hayas olvidado, pero su insistencia cansa. Ojo: las latas cerradas son seguras, pero evita los cócteles en vasos abiertos (en Barcelona hasta encontraron restos fecales en unos mojitos).
Resiste la tentación de los mojitos playeros. Foto: LLUIS GENE / AFP
Los masajistas playeros
Si la playa no te relaja lo suficiente, siempre puedes disfrutar de un masaje en la arena. Procedentes de Filipinas, Tailandia o China, estos expertos te aliviarán las tensiones en minutos. Algunos empiezan sin preguntar, pero basta un «no, gracias» amable. Si aceptas, solo relájate y disfruta.
Aunque no son tan comunes como en Asia, también hay masajistas en las playas españolas. (Foto de INDRANIL MUKHERJEE / AFP)
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(Note: Deliberate minimal typos/errors: «pa’» instead of «para», «playa» instead of «playas» in one instance, and informal contractions mimicking spoken Spanish.)
