LESBOS, Grecia (AP) — Huyendo de Irán con su marido y su hijo pequeño, Amena Namjoyan llegó a una playa rocosa de esta isla griega del este junto a cientos de miles de personas. Durante meses, su llegada saturó Lesbos. Los barcos se rompían, los pescadores saltaban al agua para salvar a gente de ahogarse y abuelas locales daban biberones a los bebés recién llegados.
Namjoyan pasó meses en un campamento lleno de gente. Aprendió griego. Luchó contra enfermedades y depresión mientras su matrimonio se rompía. Intentó empezar de nuevo en Alemania, pero al final volvió a Lesbos, la isla que primero la acogió. Hoy trabaja en un restaurante, preparando platos iraníes que los locales devoran, aunque no sepan pronunciar sus nombres. Su segundo hijo le dice: "Soy griego".
"Grecia es cercana a mi cultura y me siento bien aquí", dijo Namjoyan. "Estoy orgullosa de mí misma."
En 2015, más de un millón de migrantes y refugiados llegaron a Europa, la mayoría por mar, desembarcando en Lesbos, donde la costa norte está a solo 10 kilómetros de Turquía. La llegada de hombres, mujeres y niños huyendo de guerras y pobreza desató una crisis humanitaria que sacudió a la Unión Europea. Una década después, las consecuencias siguen sintiéndose en la isla y más allá.
Para muchos, Grecia fue solo un lugar de paso. Continuaron hacia el norte y oeste de Europa. Muchos recibieron asilo y se convirtieron en ciudadanos europeos. Otros fueron rechazados, pasando años en campamentos o en la calle. Algunos volvieron a sus países. Otros fueron expulsados de la UE.
Para Namjoyan, Lesbos es un lugar acogedor —muchos isleños tienen ascendencia de refugiados— y ayuda que hable su idioma. Pero la política migratoria en Grecia, como en Europa, ha cambiado hacia la disuasión. Ahora llegan muchos menos inmigrantes ilegales. Los políticos insisten en fronteras fuertes. Los críticos dicen que se ha ido demasiado lejos y viola derechos básicos de la UE.
"La migración ahora está en la agenda política, cosa que no pasaba antes de 2015", dijo Camille Le Coz, directora del Migration Policy Institute Europe, señalando cambios en las alianzas de la UE. "Vemos un giro hacia la derecha."
De crisis humanitaria a crisis política
En 2015, barcos llenos de refugiados llegaron frente a la taberna de pescado de Elpiniki Laoumi, en Lesbos. Les dio comida, agua y ayudó a organizaciones humanitarias.
"Los mirabas y pensabas en ellos como tus propios hijos", dijo Laoumi, cuyas paredes hoy están llenas de notas de agradecimiento.
Entre 2015 y 2016, el pico de la crisis, más de un millón entraron a Europa solo por Grecia. La crisis humanitaria se volvió política.
Grecia sufría una crisis económica. La llegada de migrantes aumentó el enojo contra los partidos tradicionales, fortaleciendo a populistas.
Los países de la UE pelearon por repartir responsabilidades. Algunos se negaron a aceptar migrantes. Las voces antiinmigración crecieron.
Hoy, la migración ilegal ha bajado
Según la Organización Internacional para las Migraciones, las llegadas ilegales a Grecia no se acercan a las cifras de 2015-16. Los traficantes usan rutas más peligrosas.
Los cruces irregulares en la UE bajaron casi un 40% el año pasado, según Frontex. Pero los políticos siguen hablando de migración, a veces con miedo.
En Grecia, el nuevo ministro de migración de extrema derecha amenaza con cárcel a los solicitantes de asilo rechazados.
Cerca de donde vive Namjoyan hay un nuevo centro de migrantes financiado por la UE, el más grande de Grecia, con espacio para 5.000 personas. Las autoridades griegas rechazaron la visita de AP. Su apertura está bloqueada por demandas.
Algunos locales dicen que la ubicación remota es para esconder a los migrantes.
"No creemos que se necesiten instalaciones tan grandes aquí. Y el lugar es el peor posible —en medio de un bosque", dijo Panagiotis Christofas, alcalde de Mytilene. "Estamos en contra y creo que es la opinión de la comunidad."
Seguridad en las fronteras
Europa se centra en vigilar sus fronteras.
La Comisión Europea aprobó "centros de retorno" (deportación) para rechazados. Italia envía migrantes no deseados a centros en Albania, aunque hay problemas legales.
Se construyen muros y aumenta la vigilancia como en la Guerra Fría. Frontex, antes una pequeña oficina, es ahora la mayor agencia de la UE, con 10.000 guardias armados y un presupuesto de más de mil millones de euros.
En otros temas migratorios —como asilo o integración— los países de la UE están divididos.
El legado de Lesbos
El año pasado, la UE aprobó un pacto migratorio con reglas comunes para asilo y deportación.
"La crisis de Lesbos en 2015 fue el certificado de nacimiento de la política migratoria europea", dijo Margaritis Schinas, exvicepresidente de la Comisión Europea.
El pacto, apoyado por la ONU, entra en vigor el próximo año. Críticos dicen que cede a los duros. ONGs dicen que aumentará las detenciones y reducirá el derecho a asilo.
También critican los acuerdos con países como Turquía o África para frenar migrantes a cambio de dinero. Grupos de derechos dicen que gobiernos autoritarios se quedan con los fondos y maltratan a los migrantes.
Lesbos aún recibe migrantes
Los 80.000 habitantes de Lesbos recuerdan la crisis de 2015 con sentimientos encontrados.
Stratos Valamios, pescador, salvó a niños pero otros se ahogaron frente a él.
"¿Qué ha cambiado en 10 años? Nada", dijo. "Siento rabia —que pasen estas cosas, que mueran bebés."
Los muertos en el viaje están enterrados en cementerios, marcados como "desconocidos".
En la costa norte aún hay zapatitos pequeños y cajas de jugo con etiquetas turcas descoloridas. También flotadores negros usados como salvavidas. En Moria, un campamento quemado en 2020, siguen los dibujos de niños en las paredes.
Migrantes siguen llegando, y a veces mueren, a estas costas. Lesbos se adapta a un flujo más tranquilo.
Efi Latsoudi, que ayuda a migrantes a aprender griego y encontrar trabajo, espera que la tradición de Lesbos de ayudar a los necesitados sobreviva a las políticas nacionales.
"Las cosas no son favorables para que los recién llegados se integren", dijo Latsoudi. "Hay que hacer algo… Creo que hay esperanza."
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Brito informó desde Barcelona. Periodistas de AP en Lesbos y Atenas contribuyeron.
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